sábado, 16 de febrero de 2013

Crónicas de Conciertos: The New Raemon junto a Maga en Joy Eslava

The New Raemon conjuga presente y pasado en un brillante concierto en la capital

The New Raemon sigue con su gira  de presentación de su último disco "Tinieblas, Por Fin", a excepción de como sucedió en la sala El Sol hace unos meses, esta vez no venía con la formación habitual, los músicos de Maga acompañaban al artista de Cabrils, lo que hacía presuponer que iba a ser una gran noche al tener a tales invitados de excepción. ¡Y vaya si lo fue!

Alrededor de las 21:20, diez minutos antes de la hora en la que estaba establecida (eso sí la apertura de puertas fue nada más y nada menos que una hora y media antes de que empezara el espectáculo) salieron al escenario y sin mediar palabra sonó "Te Debo Un Baile", ese tema de Nueva Vulcano que se ha convertido en uno de los himnos de The New Raemon. No la tocó en acústico, se ciñó a la original y a golpe de guitarra no nos pudo dejar un mejor comienzo.

Alternó perfectamente canciones de todos sus discos, algo que todos los que estábamos allí agradecimos mucho. Del último álbum sonaron menos de las que, presumiblemente, iba a tocar, no faltaron "Marathon Man", "Risas Enlatadas", "La Ofensa" y "Galatea". Sorprende que no sonaran  "Tinieblas, Por Fin", "Centinela", "Grupo de Danza Epiléptica"... pero muy posiblemente se debiera a que, esta vez, no tenía como apoyo esos instrumentos de viento, tan necesarios para estos temas.

Entre tema y tema cabe destacar tanto las continuas muestras de agradecimiento de Ramón como la conversación con el público y sobre todo el buen humor con el que presentaba cada canción, "ésta va de un hombre de hielo. ¿Walt Disney?¿Michael Jackson también? ¿Por qué no Elvis? Los tres, unidos por el recto", así anunciaba, ante las risas del público (y de los propios músicos de Maga), "Lo Bello y lo Bestia" una de las canciones más celebradas por los que allí nos encontrábamos. "Verdugo", en la que comentó que la escribió debido a un enfado con un amigo, o "El Refugio de Superman" esa "cueva de hielo donde va Superman a masturbarse..."


No faltó la habitual crítica a la política y al dinero, bien plasmada en "El Fin del Imperio", la única canción de la que estaba orgulloso según dijo. "No hay más leña que la que arde, es espectacular". Sí, fue espectacular.

Esta vez y, a diferencia de lo que ocurrió hace unos meses la sala El Sol, sí sonaron "hits" como "La Cafetera", "El Saben Aquel Que Diu" y "Sucedáneos"(con un "me sientan fatal los krispies" incluido) . Tampoco fallaron "Por Tradición" ni "Kill Raemon".

Mención especial merecen "Elena-na", canción que en principio no iban a tocar pero cambiaron de idea por la petición de una fan por Twitter (muy de agradecer a Ramón su actividad en las redes sociales) y, sobre todo, "El Fin de la Resistencia", con apenas unas palmas de Miguel Rivera y compañía junto a la voz y guitarra de Ramón nos dejó un auténtico momentazo. Concluyó una serie de "canciones ñoñas"(como las describió él mismo) con las increíbles "Tú, Garfunkel" y "La Cafetera" , para volver de nuevo a la oscuridad y penumbra de su tercer disco "Libre Asociación", tocando "Consciente Hiperconsciente" y "Soñar la Muerte".

Había concluido el concierto de The New Raemon, pero no se podían ir sin que sonara algún tema de Maga, "Astrolabios" y "Diecinueve" fueron los elegidos. Ahora sí el espectáculo había llegado ya a su fin. Alrededor de una hora y cuarto en la que, a pesar de que el público se quedó con ganas de más, se escucharon un total de 22 canciones que dejaron una magnífica sensación, la sensación de haber disfrutado de los mejores temas presentes y pasados de Ramón Rodríguez, esa sensación que te dura unas cuantas semanas y te hace tararear durante todo el día las canciones.

Destacable la magnífica labor que hicieron los músicos de Maga: Miguel Rivera a la guitarra y coros, Javier Vega al bajo y Pablo Cabra a la batería.
Nada hubo tampoco que reprochar en materia de sonido y organización.

Un concierto sobresaliente.

                                                                                                                            Fotografías: Alba Montero

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